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viernes, 5 de abril de 2013

Lo que me gusta de correr

Me gusta a veces ver el cielo estrellado en una mañana oscura.
Sentir un ligero frío en las piernas cuando madrugo para llegar a la largada.
Ver a tantos competidores aun cuando a mi me toque en el medio o hasta atrás.

Me gusta, que si es invierno el sol comience a calentarme la piel y los huesos,
y al moverme sacudo ese gélido aire, transformándolo mis músculos en calor.

Me hizo reír, cuando un niño me dijo que si necesitaba de la ayuda de su papá, solo porque me vio estirar las pantorrillas, al estar yo recargado en la parte trasera de mi auto.


Me agrada el traslado a un lugar lejano con un grupo de viciosos como yo,
solo por la amena plática, el intercambio de ideas y locuras que cada quien ha experimentado.

Me gustó cuando dando doce vueltas al parque, la lluvia se me vino encima,
era el único que lo hacia, no quedaba nadie mas, y empapado de pies a cabeza no me importaba, mis pies batían el barro, y lento avanzaba, pero era increíble...  lo disfrutaba.


Tener el pretexto de 42 kilómetros, para algún viaje de vez en cuando, para mi es algo ideal, recorrer otras calles, otra ciudad, ver el sol salir por la montaña o por encima del mar.

Disfruto el sentirme mas ligero, y como el cuerpo se fortalece y me pide mas. En saber como aquel dolor de cabeza y el stress se esfumaron sin darme cuenta, talvez con el primer par de kilómetros de mi andar.
Fue una de las mejores ideas que un día tuve, de tener la voluntad de iniciar.


Me gustan los consejos de mis amigos, que sin egoísmo alguno comparten sus formas de mejorar, como logran sus metas, como evitan las lesiones, y como poderlas evitar.

Me hace feliz cuando me saluda el señor que vive a la vuelta, cuando me ve en cada vuelta que doy, y me dice "¿Cuantas llevas, y cuantas mas vas a dar?".


Me gusta ver siempre sucios mis tenis, será que prefiero verlos así por darles uso continuo, a tenerlos limpios y esperando por mucho, el momento de volverlos a usar.

Estos y miles de ejemplos mas te podría dar, de lo que se vive dentro de mi y a mi alrededor cuando el sudor surge constante, cuando acelero mi corazón. Es que un día sin darme cuenta:

¡Me había convertido en un CORREDOR!


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