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domingo, 25 de enero de 2015

En la Segunda Carrera del Parque Morelos

Hubo un gran duelo entre Edgar Sánchez y César Ramírez de principio a fin, donde hasta el cierre se tuvo que
definir al ganador. Los registros de 14`58” y 14´59” respectivamente de ambos. 

Hoy enero 25 del 2015 corrí mi primer carrera del año, La segunda carrera del Parque  Morelos.

Nos cambiaron la ruta, no fue por las calles esta vez, sino que cambió a ser de campo traviesa, toda dentro del parque.

La inscripción a la misma fue de un juguete no bélico, mismos que se entregarían posteriormente a los niños del DIF, así que tratándose de apoyar a una buena causa, da gusto participar.

Fueron mas de 300 corredores, cosa que pude corroborar en los resultados. La mayoría de los buenos corredores locales siempre eligen otra carrera en ésta fecha, y se vale, a veces hay hasta tres en un mismo fin de semana, y ahí tenemos varias para elegir. 

Les comparto a los fieles seguidores del blog la breve experiencia de esta corta distancia que resultó de 4.450 kilómetros.

Nuevamente, no me puse muy al frente y creo que debí hacerlo, pues hubiera sido interesante dejarse llevar por los runners mas veloces, los que jalan al resto. Y, porque tardé unos doscientos metros en poder salirme del grupo que se pone hasta delante.

Fue interesante ir tomando a algunos corredores como objetivos a alcanzar, cada medio kilómetro daba un acelerón para deshacerme del que llevaba al lado y a la vez para alcanzar a otro que me sacaba unos 50 metros.
Funcionaba, un grupo de 50 delante de mi lo reduje a 40, luego a 30, y así poco a poco.



Pasamos por la ruta conocida de la anterior carrera del primero de noviembre, la de Campo Traviesa, que bien pudieron promocionarla como tal. Así sorteamos senderos de tierra, arena, grava, evadimos algunos charcos e incluso corrimos un buen tramo por el césped hasta llegar al camino pavimentado.

De pronto alcancé a otro chico, luego a uno mas, y sin llevar mi mejor velocidad, solo que me reservaba para dar lo mejor para cuando faltaran 1500 metros para arribar a la meta. Calculaba ir como en el lugar 25, quizás el 20?.

No es sencilla para nada esta ruta, en la arena no avanzas muy rápido, sobre el zacate tampoco, y los terrenos irregulares exigen mas, sobre todo la atención de donde poner los pies, o te puedes tropezar.
Y lo que mas resta velocidad es la cantidad de vueltas y curvas cerradas, pero por eso son bonitos estos retos.
Sin planearlo he hecho mi segunda carrera de este tipo, aunque extraño las carreras de mayor distancia, sobre todo los medio maratones.

Al final crucé la meta en 17:39 minutos, lo cual me da como resultado que manejé un paso promedio de 3:57 minutos por kilómetro. 

En total de hombres fuimos 206, y me encantó mi lugar de llegada, el #14 general. Pude haber ganado por primera vez en mi categoría, pero los grupos de edad fueron ampliados a diez, es decir, en vez de correr contra los de 40 a 44 fue contra los de 40 a 49 años, y curiosamente quien me ganó fue un señor de 49.

Buena carrera cuidada por el staff de la Limat, y bien organizada por Simpatt e Imdet.

Fue bueno para mi, desempolvarme, pues tengo tiempo sin entrenar sesiones de velocidad, desde el maratón de de Mexicali, solo he hecho trotes lentos y algo de distancia en cerro... pero ya viene lo bueno, los fartleks y carreras tempo. ¡Vamos por mas!







domingo, 18 de enero de 2015

Maratonista a los 89 años

Muchos de nosotros sabemos desde hace tiempo la existencia de este longevo corredor, el grande, el famoso Fauja Singh de origen hindú y quien radica en Inglaterra.
Cuando recuerdo a este personaje me pregunto: ¿Héctor, crees que ya eres muy grande de edad para seguir corriendo?... apenas estás en pañales.



Lo mas interesante sobre Fauja Singh:

 Nació en abril de 1911, curiosamente un año antes del hundimiento del Titanic.
Fauja no desarrolló la capacidad de caminar hasta que tenía cinco años. Sus piernas eran delgadas y débiles, y apenas podía caminar largas distancias. Debido a esto, a menudo era objeto de burlas.

En su juventud, Fauja era un ávido corredor aficionado, pero se dio por vencido cuando ocurrió la división entre la India y Pakistán en 1947.

Fue sólo después de presenciar la muerte de su quinto hijo, Kuldip, en un accidente de construcción en agosto de 1994, que Fauja volvió a su pasión por correr en 1995. Esto se sumaba a la muerte de su esposa en 1992, y la de su hija mayor que había muerto de complicaciones después de dar a luz a su tercera nieta, y le dio la determinación de este nuevo interés en la vida: Correr, hacerlo para quitarse las depresiones.

El emigró a Inglaterra en la década de 1990 y vive con uno de sus hijos en Ilford.

La primera vez que volvió a los entrenamientos en Redbridge, Essex, estaba vestido con un traje de tres piezas. El entrenador tuvo que rehacer todo, incluyendo su atuendo. Singh estaba preparándose para volver a las carreras. 

A los 89 años se tomó en serio el correr, y terminó su primer maratón a esa edad. Fue en el Maratón de Londres, en el 2000.


 Según su entrenador, él solía correr hasta 20 kilómetros con facilidad y quería correr un maratón, pensando que es sólo 26 kilómetros y no 26 millas (42 kilómetros). Fue después de que él se dio cuenta de esto que empezó a entrenar en serio para esa distancia.

Singh saltó a la fama cuando a la edad de 93, completó la distancia 26,2 millas en 6 horas y 54 minutos. Esto fue 58 minutos mejor que el récord del mundo anterior, para cualquier persona en el rango de más de 90 años de edad.

Después, Singh se convirtió en la primera persona de 100 años en terminar un maratón, completando el Waterfront Marathon Toronto en 8:11:06 horas.  Como le tomó más de 14 minutos después del disparo para cruzar la línea de salida, la hora oficial presentada por el registro de grupo de edad sería de 08:25:17.  Sin embargo, Guinness World Records se negó a incluir Singh en su libro de registros debido al hecho de que él no podía conseguir su certificado de nacimiento para probar su edad. Las actas de nacimiento no se conservaron en la India en 1911.

Él atribuye su buen estado físico y la longevidad a abstenerse de fumar y beber alcohol y de seguir una dieta vegetariana simple. Ha sido citado diciendo: 
"Soy muy cuidadoso al consumir diferentes alimentos. Mi dieta es phulka (tortilla de harina integral), dal (sopa de lentejas o chícharos), verduras verdes simples, yogur y leche.
No como parathas (pan dorado en forma de tortilla), pakoras (frituras), arroz o cualquier otro alimento frito. Tomo mucha agua y té con jengibre... me voy a la cama temprano con el nombre de mi Rabá (Dios), ya que yo no quiero pensamientos negativos cruzando por mi mente".



 A Fauja Singh le tocó cargar la antorcha Olímpica entre varios destacados deportistas en Londres del 2012.

Su actual mejor tiempo personal del maratón de Londres (2003),  es de 6 horas con 2 minutos, y su récord de maratón para la edad de mayores de 90 es de 5 horas y 40 minutos, conseguido a la edad de 92 en la Toronto Waterfront Marathon 2003.

Hablando sobre el maratón, dijo:
"Las primeras 20 millas no son difíciles, pero en las últimas seis millas... esas las corro mientras hablo con Dios".

El maratonista más viejo del mundo, antes de cumplir los 102 años, se retiró del deporte luego de completar una carrera de 10 kilómetros en Hong Kong en 1:32:28 horas en el 2013.

Su biografía titulada "Turbaned Tornado" fue lanzada el 7 de julio de 2011, el libro consta de 114 páginas.

Fauja Singh, aunque actualmente ya se encuentra retirado de los maratones por recomendaciones médicas; decisión, dijo, que tomó con la finalidad de cuidar su salud a pesar de poseer un espléndido estado físico, aseguró que seguirá corriendo por su cuenta para mantenerse saludable, reconociendo que el ejercicio has sido una de sus fuentes principales de salud.




Nunca es tarde para retomar este sano deporte, recuerda que la edad es solo un número y que tu mismo eres quien se pone los límites. Yo, como Fauja también quiero llegar a los cien años corriendo maratones.

Fuente principal de información: Wikipedia.








lunes, 12 de enero de 2015

El corredor de la camiseta ensangrentada

Había terminado de correr un medio maratón en  Los Angeles, y al dirigirme hacia la multitud que ya había llegado me dispuse a descansar un poco bajo la sombra de un árbol, uno de los pocos que había... el punto es que al poco rato se dirigió hacia mi un corredor muy sonriente, latino como yo, pero lo mas notorio en el, lo que realmente llamaba la atención no era otra cosa mas que su camiseta, teñida en buena parte por máculas rojas, sangre bajando en manchas verticales desde sus pezones.


─¡Hola!, ¿como te fue? ─le pregunté, fingiendo no darme cuenta de su camiseta ensangrentada.

─Pues estoy super feliz, le bajé seis minutos a mi marca personal, tan feliz que esto que vez manchado apenas me dí cuenta que me pasó ─respondió aquel joven señor.

─Me da gusto por ti, pues yo quedé lejos de mejorar mi marca de 1:40 horas y hasta frustrado me siento, pero es mi primera vez corriendo en esta ciudad ─le dije.

─Aun así me ganaste, pues te vi cuando cruzaste la meta... oye, ¿y a ti nunca te ha pasado esto de los pezones, que te sangren? ─me cuestionó.

─No, nunca, solo ligeras rozaduras, pero a ese grado nunca he llegado, ¿es la primera vez que te sucede? ─pregunté ahora yo.

─Muchas veces me ha pasado, a mi novia creo que hasta le gusta, (risas de ambos)... es que me dice: "me encanta como llegas, como luces, se ve que te cuesta sudor y sangre el esfuerzo, solo te faltan las lágrimas", aunque te diré que eso ya me pasó, que al terminar mi primer maratón me costó todo eso, sangre, sudor y lágrimas... así que ya hasta me acostumbré.
Pero si es algo incómodo, molesto, y las manchas no se quitan facilmente ─declaró él.




Me sorprendí que alguien fuera tan optimista con ese tipo de situaciones, tanto era su amor al deporte que practicaba que padecer del conocido "pezón del corredor" era habitual para él, lo veía como consecuencia "normal" del esfuerzo de sus carreras. Y yo, aun con algo de curiosidad decidí interrogarlo un poco mas:

─Oye, y, ¿no has intentado ponerte vaselina o algunos curitas?, ¿dejar las camisetas de algodón y cambiarlas por dry-fits o licras? 

─Eso quiero hacer, pero por desidia aun no tengo ropa deportiva adecuada, bueno, sí, ya tengo unas pocas camisetas de ese material, solo que pienso que si las voy a manchar pues mejor uso las camisetas que menos me gustan por si me pasa ésto y las tengo que tirar.
Igual ya había considerado usar vaselina o alguna crema, pero a veces con la prisa o la emoción de correr se me olvida, tengo que organizarme mejor, pero haré caso a tu recomendación, que ya no debo ni quiero seguir manchando ropa o me voy a quedar sin camisetas (nuevamente hubo risas).

─Pues ya me tengo que ir amigo, ya llegaron por mi, suerte con éso y felicidades por tus 21 kilómetros con nuevo récord personal... ¡adios!, y hay que cuidarnos para seguir corriendo con gusto ─agregué para despedirme.


Me fui pensando en que habemos muchos tipos de corredores, pero aun no me había topado con alguien que pareciera que le gustara sangrar en las carreras, como éste tipo que lo tomaba con tan buena actitud, bueno, no es que le gustara, pero se le veía tan sonriente y satisfecho que aquella camiseta ensangrentada que lucía, parecía parte de la recompensa junto con la medalla que colgaba de su cuello, entre esas dos anchas y rojas líneas verticales.

Pero no todos son felices con éste problema, y por si lo sufres, te comparto éste breve enlace para que puedas evitar esa rozadura extrema... que sangrar no se vuelva algo común ni mucho menos aceptado en tus rutinas deportivas.



¡Gracias por tu visita!





lunes, 5 de enero de 2015

El corredor extraviado en los cerros

"Tener una aventura en solitario, no siempre termina en algo muy bueno, de hecho las cosas pueden resultar muy mal, por eso elegí compartir ésta historia, para tal vez evitar que a alguien mas le suceda lo mismo que a su protagonista"


En la mañana de ese jueves de primavera me fui manejando hacia el rumbo de Tecate, iba con la firme decisión de trotar un buen kilometraje, no para entrenar para un maratón, podía ser mas bien que me animara a un ultramaratón que hay a mediados de año.

Dejé mi auto encargado a un amable señor que atendía una tiendita, le dije que volvería en unas tres horas a lo mucho.
Por ser jueves no tuve quien me acompañara de mis amigos corredores, que en ese día estaban ocupados, pero yo no quise esperar al fin de semana, dicen que el mejor momento para correr es cuando uno tiene ganas de hacerlo, y yo no quería dejarlo para después.

Por ese rumbo queda un Rancho llamado Banchetti, aunque lo que les estoy relatando me pudo haber sucedido en cualquier otro lugar.

 Está hermoso el día, quiero hacer unos 34 o 35 kilómetros, mi reloj con Gps me indica que distancia llevo. Me acompaña una botella con agua de unos 600 ml. y mis enormes ganas de devorar senderos rodeados de bellos paisajes.



Muchas cuestas tuve que subir, algo que me gusta para fortalecer las piernas. Poco a poco fui dejando todo atrás hasta que ni una casita se veía ya entre cerros y mas cerros.

¿Que mas da que lo haga solo?, me considero fuerte y con mi experiencia previa al correr con mis amigos ya se todo lo que tengo que hacer...oh! solo que esta vez nadie sabe que me vine a correr por estos rumbos, ni siquiera lo publiqué en mi red social y el teléfono ─si es que acaso agarra señal en esta zona─ lo dejé dentro del auto.

Soy de los que gustan correr sin mucho peso encima, no me gustan los cinturones para cargar varias botellas con bebidas... oh! otro error, creo que la botellita que traigo es muy poca bebida para hacer mas de 30 kilómetros.

De pronto estornudaba, creo era alergia por el polen de alguna planta, dejaba de hacerlo pero al poco rato me daba de nuevo, pero yo no soy de alergias, ¿acaso me voy a enfermar?. 

Veía mi distancia agregada en el reloj, ya con 15 kms. y no se si era que amanecí con las pilas bajas de energía y la emoción por correr no me dejo darme cuenta de ello, pero recapacité en que no hice un desayuno pre-carrera, como ya lo he hecho en otras ocasiones, comer algo ligero para que no falle la energía... ¡pero vamos!, como pude olvidar cargar al menos un gel, con lo que ayudan a recuperarse un poco los electrólitos; siempre que he entrenado algo mayor a 30 kms. uso al menos un gel que me aporte glucosa y los minerales que se pierden al sudar, ésta vez no cargaba con ninguno.

Los bellos lugares que se presentaban ante mi, con opciones de caminos y mas caminos por recorrer me convencían de elegir entre ellos y de ir mas allá... y me lanzaba a la aventura, tratando de memorizar cada nuevo camino para regresarme por donde mismo.

Me dispuse a regresar cuando calculé que cierta debilidad llegaba ya a mis piernas, y es que tanto terreno irregular me exigía mucho, con infinidad de cuestas desafiantes, ligadas a fuertes bajadas que me pedían absoluto enfoque en la colocación de mis pies, que una mala pisada podría resultar en un doloroso esguince de tobillo.

De repente el clima había cambiado, estaba algo nublado y con vientos fríos, vaya, me dio mucha hambre, que hasta deseaba encontrarme algún árbol frutal, pero no, en estos lugares no existen.
Comenzaba a lamentarme por haberme confiado, por no llevar lo necesario para realizar un exitoso entrenamiento, y ... me detuve en el km.22.  No me gusta caminar, no vine a ésto, pero lo haré, que aun falta mucho para estar de regreso ─me dije.



Me quedaba muy poca agua, la reservaba a pesar de que moría de sed, pero ni siquiera había un arroyito cerca donde poder rellenarla.
Extrañé mucho el sabor y bienestar que proporciona una bebida deportiva, o un suero, que siempre ayudan mucho en casos de carrera de distancia y sobre todo en éste tipo de terreno demandante.

Y en eso que veo una botella de plástico con agua, estaba tirada al otro lado de un cerco de púas, estiré mi brazo para tomarla, ¿estará buena?, ¿tendra mucho tiempo aquí?
La probé un poco... luego un trago y... sabía asquerosa, a pesar de lucir cristalina, y al lanzar al suelo el envase, éste de rompió y derramó, vaya, por el sol, posiblemente ya estaba en ese estado.

Caminé un rato mas con ese desagradable sabor de boca. Ahora deseaba encontrarme frente a alguna casa para pedir agua, y si me atrevía, también alguna cosa para comer. 
No me gustaba para nada como me estaba sintiendo, nunca me había pasado algo así.

Retomé mi trote y fue en ése momento que me di cuenta que el sendero era desconocido para mi, creo que en algún momento me equivoqué y tome otro rumbo, pero según mi instinto seguía hacia el norte y debía llegar a donde comencé toda esta ocurrencia de venir a la guerra y desarmado.

Como al km. 25, que por cierto ya caminaba de nuevo, me encontré finalmente una casa habitada, muy humilde, que hasta pena me daba la idea de pedir alimento, pero al menos agua he de pedir... lo hice y una señora con un niño pequeño salieron a ver al extraño vagabundo (¿corredor?), y muy amablemente aquella joven mujer me rellenó totalmente la botella que llevaba a pesar de que le solicité que solo me diera la mitad de llenado... ¡Dios bendiga a esa señora y su familia!



Trotando continué por un rato mas, pero era increíble, no podía completar ni un solo kilómetro, tenía que caminar nuevamente, y además hacerlo lento. Me senté a descansar en el suelo mirando hacia los valles para relajarme, me propuse a respirar profundamente, me bebí media botella del agua, pero mi debilidad no desaparecía del todo y emocionalmente aquello se estaba convirtiendo en angustia.

Después de unos diez minutos de descanso continué; a lo lejos veía lugares que estaba seguro eran por donde ya había pasado, y seguí un ancho camino, donde evidentemente pasaban los carros, y me prometí que si alguno pasaba le pediría raite, y adiós a mi orgullo de hacer siquiera 30 kms.

Troté un poco mas, pues me daba cuenta que el tiempo pasaba y que me iba a llevar mi "chistecito" mas de cuatro horas en total.
Ya no tenia sed, sin embargo, si desconocía a mi cuerpo, pues ¿como me pasa esto y justo en un lugar alejado como este?, ¡nadie sabe que estoy aquí!... y al pasar pocos minutos mi sorpresa fue mayúscula, pues solo tenia ganas de caminar, pero no podía hacerlo rápido, y al caminar me tambaleaba, me iba un poco hacia los lados, me imagine que algo parecido les sucede a los que se emborrachan.

Llegué a dudar del trago que le di a esa botella de agua que encontré tirada,  "¿no estaría algo envenenada con alguna sustancia extraña, la cual le dio ese sabor tan repugnante?, ¿por que me siento así de tembloroso?, me desconozco"... y la cosa empeoró, me tuve que sentar en el suelo, a la orilla del camino, con los brazos extendidos hacia la tierra, y agachado, como evitando por vergüenza ser visto por el mismísimo cielo y así me quedé un buen rato.

La sensación de cansancio era extrema, incluso me daban ganas de echarme a dormir ahí mismo, o a un lado, entre los matorrales, pero si alguien me ve pensará que morí...  y si me acuesto ¿y me sale una serpiente de cascabel?, en eso caí en cuenta que arriba revoloteaba un grupo de aves negras, no supe si eran zopilotes o cuervos, pero me dieron muy mala espina, e hice un gran esfuerzo, me levanté de ahí... y a caminar nuevamente.



Tuve que orar mientras caminaba, pidiendo que no fuera a quedar por ahí tirado, en ese lugar desconocido, ¿quien me iba a encontrar?, vaya, no estaba muriéndome, pero si sentía que podía desmayarme en cualquier momento y quien sabe en cuanto tiempo despertaría.

Al poco rato, no se como fui a dar con un camino que reconocí, sin querer llegué al entronque de uno por el que si había pasado en un inicio, y eso me reanimó, de modo que ya caminaba y a paso mas veloz, a la vez seguía respirando profundo.

Iba a regresar con cerca de 32 kms sumados en el reloj y, amontonados en mi debilucho cuerpo.

Había aprendido muchas lecciones en un solo día... "solo quiero llegar, llegar ya"... ¡muero de hambre!

Pasó una camioneta con dos tripulantes y se me quedaron viendo, pero no quise ya pedir raite, faltaba solo una milla para llegar, ahora la recorro, ahora que me ha llegado esta pequeña fuerza que me impulsa, ¿de donde llegó?, ¿del cielo?, ¿la tenía reservada acaso?  

Y enseguida pasé de caminar a paso veloz al trote, reconociendo con alegría que ya estaba llegando, al fin. ¡En cuanto llegue a donde me cuidan mi carro compraré... lo que sea que se coma!

"Sé que hice muchas cosas imprudentes, me pudo haber ido peor... y te las cuento para que aprendamos de los errores ajenos, pues incluso hay casos peor que el mio, de corredores mas experimentados que se han extraviado por días enteros, incluso hubo quien dejó este mundo por realizar su deporte favorito en condiciones similares, y es que como es bien sabido: al mejor cazador se le va la liebre;  procura organizarte bien, que cuando lo hagas nunca te falte nada, ni siquiera una buena compañía".


Narrado y escrito por Héctor Buelna

Contado por un corredor Anónimo









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